jueves, 18 de octubre de 2012

Miguel Ángel y el "Braghettone"





En el siglo XVI, el papa Pablo III encargó a Miguel Ángel, un fresco sobre el Juicio Final para la pared del altar de la Capilla Sixtina.

Una vez terminada, en 1541, la pintura provocó el escándalo y las críticas más violentas, pues se consideraba vergonzoso que en tan sagrado lugar se hubiesen representado tantas figuras desnudas, especialmente algunas parejas cuyas posturas podían parecer comprometidas. Según algunos obispos, el fresco no correspondía a un recinto tan sagrado como la Capilla sino a una taberna.

Se acusó a Miguel Ángel de herejía y se intentó destruir el fresco. Aunque el papa Julio III era tolerante y no se preocupó de los desnudos, a su muerte se decidiría la «corrección» del fresco colocando paños de pureza a todos sus personajes.
La persona que se ocupó de esta labor fue Daniele Da Volterra, discípulo de Miguel Ángel, a quien, por este trabajo se colocó el sobrenombre de «Braghettone» el pinta calzoncillos.

El hecho de que un número tan elevado de personajes apareciesen desnudos en un recinto para el culto escandalizó a parte de los responsables de la Iglesia en Roma. Uno de los que más expusieron la indecencia de la pintura fue el maestro de ceremonias Biaggio de Cesana.
Se comenta que Miguel Ángel se enojó enormemente, no sólo por alterar la escena inicial, sino también por la imposibilidad de recuperarla a su estado original, dado que las ropas que cubren los cuerpos están pintadas utilizando la técnica del óleo, mientras que toda la pared lo está al fresco.
Pero Biaggio de Cesana tuvo su castigo: En la parte inferior derecha de la escena, a la entrada de los infiernos, Miguel Ángel representó a Minos, el rey del Infierno, desnudo, con orejas de burro, una serpiente enroscada a su cuerpo y con los rasgos faciales de Biaggio de Cesana.
Dicen que el prelado acudió lloroso al Papa para pedirle que ordenase a Miguel Ángel que lo retirara del mural, y que éste, con un gran sentido del humor, le respondió lo siguiente: "Querido hijo mío, si el pintor te hubiese puesto en el purgatorio, podría sacarte, pues hasta allí llega mi poder; pero estás en el infierno y me es imposible. Nulla est redemptio.

Para conocer mejor quién fue "il Braghettone" os recomiendo el siguiente enlace donde, a modo de imaginaria confesión del pintor se desvela su vergüenza ante el encargo que le haría tristemente famoso: cubrir con paños o bragueros la obra de su propio maestro, a quien seguía y veneraba.

http://eldibujante.com/?p=2294

La imagen pertenece al fresco del Juicio Final, realizado por Miguel Ángel e irremisiblemente censurado. Con orejas de burro, en el infierno, aparece el censor Biaggio de Cesana.

Por Celia Valdelomar

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